Desde que tengo memoria, el dibujo ha sido una parte muy importante de mi vida.
En el colegio fue un ejercicio constante, ya que mis compañeras me pedían a diario que las retratara. Esto me llevó a sentir, de cierta forma, una tranquilidad respecto al futuro; sabía qué quería hacer. Y viniendo de una familia de artistas, el camino ya estaba arado.