Hace un par de semanas fue la inauguración de mi primera exposición individual de artes visuales. Como buena multitasking, un lugar nuevo de exploración.
‘Cuarto húmedo’ es una muestra expositiva de mi proyecto de egreso de Magíster ‘Flores húmedas’; una exploración que deambula entre la creación y la investigación circular, rodeando los afectos, el ecofeminismo y el análisis de Perséfone, la diosa de la primavera, en el inconsciente colectivo.
Dentro de las artes y las culturas me considero una persona multidisciplinar; es por eso que entré a la música por el diseño gráfico. Esta exposición, además de tener un código sumamente editorial -que es mi expertise-, es el resultado de un trabajo que se gestó en paralelo con mi primer disco ‘Virgen suicida’. Mi enfoque de inspiración para encontrar un espacio dentro del ecofeminismo y los sentires fue el giro afectivo. Me urgía darle protagonismo a los afectos dentro de la academia y la investigación.
«Ofelia estaba jugando con las flores cuando una rama se partió y cayó a las aguas manteniéndose un instante flotando, / pero, / yéndose al fondo instantes después al mojarse las ropas. / Extendidos / sus ropajes en el agua, salía a flote cual sirena, / y cantaba estrofas de antiguas canciones, / inconsciente del peligro, o como hija del agua, / acostumbrada a vivir en el propio elemento».
Esta descripción de Ofelia por parte de la reina Gertrudis en la obra “Hamlet” de Shakespeare ha sido recreada múltiples veces en la pintura y la poesía, donde se la representa como una ninfa o náyade de las aguas. Gertrudis es el único personaje femenino además de Ofelia y, desde esa posición, es la única capaz de empatizar con ella, valorarla y demostrarle su afecto en el relato del accidente que acaba con su vida. El ahogamiento de Ofelia ocurre junto a un gran sauce, un árbol que simboliza la pena, después de que Ofelia recogiera flores para hacerse guirnaldas.
El personaje shakesperiano no es otra cosa que una representación de Perséfone, reina del inframundo e hija de Demeter, quién fue raptada por Hades cuando recogía flores. Ella atendió a los muertos y al mundo subterráneo como una doncella guardiana, sin miedo de los secretos y oscuridades. Una joven que culturalmente recorre el deseo al lado de la asfixia, como un mandato exigente de las figuras masculinas predominantes que intentan sobreponerse a su cuerpo.
“Flores húmedas” es una serie recopilatoria de imágenes que captura flores en diversos estados: sumergidas en agua y encapsuladas en resina. Esta exploración surge de la observación de cómo las flores cambian de estado físico, desde la fluidez líquida hasta la solidez. Las fotografías las tomo por medio de capturas de pequeños encuadres y acercamientos en primerísimo primer plano con un teléfono celular. A través de la macrofotografía quise acercarme a la intimidad de las flores, haciendo un vínculo representativo de sexualidades femeninas.
Quise trabajar la perspectiva de mi creación visual a través del reconocimiento del ser mujer, el cuerpo y los vínculos sexoafectivos que se entrelazan en una relación cultural históricamente tabú. Utilizar el sumergimiento en las flores me permitió representar la asfixia a través del agua y la resina. Así, pude introducirme en una experiencia cromática y poder hacer un vínculo con la sexualidad femenina. Esta óptica nace a partir de una búsqueda propia de feminidades, donde exploré las distintas pigmentaciones biológicas como metodología de estudio de una experiencia sensorial, a través del acercamiento a la intimidad del objeto, en este caso, las flores (clorofila).
En el proceso de este reconocimiento podemos entender lo históricamente femenino como lo propio de la mujer, que ha sido narrado con roles específicos por hombres. Nombrar lo propiamente femenino de una sola manera resulta enclaustrado, pues todos los seres humanos -mujeres, hombres, binaries-, somos muy diferentes. Una manera más acertada para mí es hablar de feminidades, en plural. Así también como de mujeres, pues el componente de lo propio es diverso e inagotable. Las visualidades femeninas son un espacio de resistencia necesario para mostrarle al mundo cómo vemos, cómo queremos vernos y qué lugares deseamos.
En el ensayo “Visual Pleasure and Narrative Cinema” (Placer visual y cine narrativo) de la teórica británica de cine feminista Laura Mulvey se cuestiona el foco del espectador en el cine y cómo este repercute en distintas visualidades como las artes visuales, la fotografía, la literatura y los medios de comunicación. La autora sugiere que el espectador se sitúa reiterativamente en una posición de sujeto masculino, proyectando la figura de la mujer desplazada como objeto de deseo (relación objeto-sujeto). El malegaze determina la mirada en que las propias mujeres terminamos de visualizarnos, inoculando nuestras propias miradas.
Si pienso en una flor recuerdo un rastro de dulzura inocente, un desgo de promesa de amor, una sincronía entre fragilidad y belleza. Tanta pureza me parece una representación exacta de una víctima de abuso perfecto. Entre tanta bondad y delicadeza hay rasgos de asfixia y dolor solapados en una imagen perfecta. Una flor suele mostrarse impecable, lista y preparada como símbolo de un regalo romántico, como tópico de postal cariñosa o como objeto bello y deseable.
¿Cómo sería una flor libre que no tiene que rendirle cuentas a nadie? La foto de una flor icónica no es el estado natural permanente de ellas mismas, las flores también se enojan cuando se enroscan, lloran cuando se secan, sienten placer cuando se humedecen y se asfixian cuando se petrifican.
Entre estas líneas testimoniales, la fotografía y resina me han servido como un nuevo espacio para encontrar un relato propio de capturas, donde puedo interrogar la feminidad para complejizarla y diversificarla. ¿Cómo me veo? ¿Qué veo? A través del agua puedo acceder a la sensualidad de las flores y su relación intrínseca con la cromática; la clorofila y sus colores vegetales anexos. Habitar espacios acuosos, sus posibilidades de movimiento, contrastes y acoplarse entre vidrios, brillos, luminosidades, reflejos y distorsiones para entrar en la intimidad del cuarto propio.
La exposición ‘Cuarto húmedo’ ’estará abierta hasta el 29 de mayo en Espacio Vilches de la Escuela de Artes UC.