Rosario Grez

Make Believe Mambo, de David Byrne: la felicidad como experiencia

03.11.2022
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Rei Momo fue el primer disco solista de David Byrne, un giro enorme que nada tenía que ver con su historial con Talking Heads o con su proyecto junto a Brian Eno.

Acompañado de leyendas de la música latina como Johnny Pacheco o su adorada Celia Cruz, Byrne se sumergió en la rumba, el mambo, el merengue y otros estilos caribeños y sudamericanos en este álbum que fue su propio compendio de los sonidos que definió como “especialmente placenteros” por su energía.

Hasta hace poco, Make Believe Mambo -la segunda canción del álbum- era para mí sinónimo de fiestas adolescentes, ya que sonaba en el bastante estático repertorio de la discoteque a la que solía ir en mis veranos escolares. Pero pasaron los años y se transformó en el soundtrack de lo que ahora reconozco como el momento más feliz de mi vida.

Antes ligaba la felicidad a conceptos, pero ahora pienso que se relaciona con experiencias.

Creo que algo que ejemplifica bien mi tesis, es cuando se sienten las mariposas de un enamoramiento en particular, más que la idea de ese mismo amor.

Hace un tiempo le pregunté a algunas personas qué era para ellas la felicidad y me sorprendí al darme cuenta de que las respuestas calzaban con mi teoría. Algunas fueron: bailar, comer un queso rico o escuchar el sonido del mar. Es decir, vivencias concretas.

Havin’ sex and eatin’ cereal / Wearin’ jeans and smokin’ cigarettes 

En mi caso, es más específico aún: lo ligo a un día soleado en una isla lejana, en bikini, camino a la playa en bicicleta, con un viento delicioso y escuchando en mis audífonos Make Believe Mambo. Para mí la felicidad se relaciona con lo que sentí en ese momento preciso.  

Estaba de vacaciones en un lugar paradisíaco, es verdad, pero creo que también podría haber sido en otra parte, porque es la sensación lo que me quedó marcado. De hecho, eso fue en un camino solitario en el que no veía el mar ni nada tan extraordinario. Pero lo que sí puede haber sido un factor decisivo fue la distancia de mi hábitat; ese estado de libertad que entrega estar en un espacio en el que se es casi un espectador.

I can be you and you can be me / In my mundo, todo el mundo

A esta escena se sumó un elemento fundamental, y es que ese instante también me marcó porque fue el momento cúlmine de un proceso de reconciliación y autoconocimiento, y yo estaba consciente de ello. Estoy segura de que cuando se entiende el valor de lo que se vive la satisfacción es exponencial.

La RAE presenta tres definiciones de felicidad:

1. Estado de grata satisfacción espiritual y física.

2. Persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a hacer feliz. 

3. Ausencia de inconvenientes o tropiezos.

Esas tres descripciones conformaron mi experiencia. Y aunque efectivamente fue una situación específica, el recuerdo quedó y se instaló en mi mente. Y no como un parámetro inalcanzable, sino como algo posible en otras instancias. Como cuando se tiene un deja vu; esa sensación de que una imagen regresa de manera inesperada y se siente en el cuerpo. Lo vuelves a vivir, enrostrando su potencialidad real.

Ev’ryone’s happy and ev’ryone’s free / Todo mundo, mundo mambo

Se puede bailar en cualquier parte. Se puede llevar un buen queso a cualquier lugar. Se puede escuchar el sonido del mar en todo continente. Y yo, cuando oigo Make Believe Mambo, siempre puedo estar de regreso a ese día soleado en esa isla lejana, en mi bikini, camino a la playa en bicicleta, sintiendo el viento solo con David Byrne.

Here in my mundo where nothing is wrong / Todo mundo, in my mundo

Escrito por

Periodista con más de 15 años de experiencia trabajando en medios escritos, digitales y principalmente en proyectos de radio. Ama a sus amigos, las flores y sus audífonos.

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