Romina Reyes Ayala

Lanzar un libro por primera vez

06.11.2023
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Lancé un libro por primera vez a los 25 años. Era Reinos, una antología de cuentos que me enorgullecían, y que fue ganadora de un premio a las Mejores obras literarias del 2013.

Antes de eso, lanzarse para mí era salir a carretear y curarse, dar un beso, hacer algo que te da temor y vergüenza, pero hacerlo igual. 

Había asistido a lanzamientos, hitos finales de la escritura, instancias de conversación y debate sobre literatura, arte, actualidad y cultura. Un lanzamiento tradicional se realiza en librerías, museos, bibliotecas o universidades. Cuenta con palabras de la editorial, quien pone un mesón de venta del libro a precio de lanzamiento, y con uno, dos o más presentadores. Algunos incluyen música o performance y finalizan con el icónico “vino de honor”. En mi caso, una cerveza de honor, lo que puede convertirse en una excelente previa, sobre todo cuando es tu libro el que se está lanzando. 

Cuando lancé Reinos, me vestí con un look transparente de encaje y me peiné con una chasquilla recta que caía sobre mis lentes.

Me saqué una selfie que luego subí a mi Instagram, donde hago una mueca de locura, y en el texto que acompaña la foto escribí “a punto de lanzarme”. Era la primera semana de abril de 2014, y hacía frío.

Llegué al salón del Juan Ramsay, en San Camilo, donde ya había gente. Vi una mesa con tres micrófonos y mi libro, y otro mesón con varios ejemplares. Estaba tan nerviosa que no entendí las palabras de los presentadores, y cuando me tocó leer me emocioné, que era lo que menos quería que pasara. Luego hubo aplausos, fotos, música. Y una larga fila de personas que querían mi firma, lo que me generó una sensación rarísima, pero halagadora. 

El momento de publicar es asumir una identidad colectiva de la obra. Las editoriales también arman catálogo con sus publicaciones, por lo que es importante llegar a acuerdos, no tener miedo a ceder. Un libro conjuga el trabajo creativo de edición y diseño con algo muy material: imprimir libros, en un momento de desvalorización del papel. En este escenario, quienes formamos parte del campo literario nos movemos por la promoción del libro y la lectura, independiente del lugar desde donde lo hagamos.

El lanzamiento es el hito inicial de una campaña de promoción, parte de los compromisos que adquiere una editorial a la hora de contratar un libro. Una campaña básica incluye un comunicado de prensa, fotos y la entrega de ejemplares de cortesía. Los lanzamientos son las mejores instancias para vender el libro y la principal razón por la que se hacen.

Para las escritoras, el compromiso es estar dispuesta a participar de las acciones que proponga la editorial para vender el libro. He visto que no hay presiones sobre este aspecto, el mundo de las y los escritores presenta diversos niveles de timidez, y no todos valoran de la misma forma la presencia en medios. En mi caso, me gusta hablar en público, dar entrevistas y, en ellas, instalar ideas.

Desde ese primer lanzamiento consideré valioso tener un micrófono disponible para hablar, sobre todo siendo mujer y lesbiana, y me propuse usarlo para decir cosas relevantes.

Aunque hablar en público siempre sea algo que asuste, hay técnicas para mantener esa ansiedad a rayas. Yo, por ejemplo, miro un punto lejano en el muro y evito cualquier tipo de contacto visual. Después de dar entrevistas, reviso lo que se publica para así identificar ideas que me interesa reforzar. Por lo demás, saludo a quien me salude y soy amable o trato de serlo. Quiero ser una persona con la que se pueda conversar y armar proyectos.  

Los días siguientes de ese primer lanzamiento, una parte de mí sentía que todo seguía igual que antes, mientras que la otra agendaba entrevistas, se sacaba fotos y recibía invitaciones. Calculo que durante tres meses apareció semanalmente alguna mención a mí o al libro en los medios de la época. Luego bajó el flujo, pero nunca dejó de darse. Al principio decía que sí a todo, sin consultar el precio de publicaciones en antologías, artículos de revistas, presentaciones y lecturas. Eso también cambió, pues cuando una debuta en la literatura se siente muy agradecida de todo y naturaliza la falta de recursos, aunque con el tiempo se hace muy evidente que la industria del libro maneja capitales, solo que los escritores nos encontramos lejos de ellos. 

Creo que de las experiencias de la vida de una autora, los lanzamientos son de mis favoritas. No es solo por la fiesta, sino por ser el último momento de convivencia simultánea entre autora y obra antes de emprender sus propios caminos. Y por hacer coincidir el fin de una ansiedad; terminar el libro, con el comienzo de otra; el posible éxito de la historia. 

Escrito por

Romina Reyes Ayala es escritora. Escribe sobre relaciones de amor y amistad cruzadas por la -muchas veces- desalentadora realidad chilena. Las voces femeninas son su especialidad.

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