Dominique Karahanian

Aftersun: Nuevas paternidades y el valor de las historias abiertas

07.02.2023
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Como soy de esas personas que prefieren arriesgarse a quedarse con la duda, me instalé un lunes por la noche -en una sala de cine casi vacía- y vi Aftersun, la película de la directora escocesa Charlotte Wells, calificada por la crítica como la mejor de 2022.

Un filme que se inmiscuye en los recuerdos y la memoria de Sophie, una pre-adolescente de 11 años quien comparte junto a su padre unas vacaciones en Turquía en los años 90.

Si bien tuve un montón de ideas respecto de la película, particularmente la historia se me fue diluyendo en contenidos y, más que un análisis racional puro, fui teniendo un viaje emocional durante las casi dos horas que duró.

Mientras avanzaba, el vértigo, me angustiaba, empatizaba, me reía y me llenaba de ansiedad. Quería cerrar la historia.

Habitualmente, como seres humanos, eso es lo que esperamos. Que los relatos nos calcen y hagan sentido y para eso, acomodamos las piezas, sin preguntar, pendientes a quedar tranquilos con nuestra versión. En mi caso -y para completar esta historia-, fueron apareciendo prejuicios, ideas preconcebidas de lo que podía pasar entre un padre y una hija preadolescente, que iban desde un eventual abuso hasta una posible depresión de él o su despedida antes de un suicidio.

La película, por su narración, estaba lejos de contar una historia cerrada, y por el contrario, sus interpretaciones podían ser múltiples. Eso me invitó a pensar en lo que nos pasa con sólo ver una persona y todo el mundo de fantasía que creamos a propósito de una edad, género, raza, lugar, incluso de una relación. Se nos olvida que no existen las verdades absolutas (por lo menos desde la Psicología), sino que puntuamos los hechos de acuerdo a la información que tenemos, que puede estar permeada también por nuestro emocionar, pero también por nuestra biografía.

Pensamos dentro de lo que nuestra “caja” nos permite. Los finales que vemos de la película, entonces, hablan más de nosotros mismos, que de la historia narrada.

Además, hay un punto interesante en el que quisiera detenerme. Pareciera que la película nos propone reflexionar respecto de las nuevas paternidades, de cómo en esta era postmoderna se van derrumbando antiguas representaciones respecto de qué es ser un padre y cómo es que se practica ese vínculo.

En las últimas décadas se ha pasado del rol casi exclusivo de proveedor, desde una lógica más patriarcal y hegemónica; a un papel que invita a los padres a implicarse en la crianza de hijos e hijas. Se han ido instalando nuevas narrativas que motivan sobre todo a implicarse afectivamente, mostrándose disponibles emocionalmente. Eso es lo que vemos en Aftersun: un padre que está, se preocupa y ocupa de su relación con su hija. Se implica en un vínculo cercano, respetuoso y afectivo, basado en la confianza y el amor. A su vez, Sophie, su hija, responde a ese espacio amoroso y más adelante en su memoria vemos cómo aloja esos recuerdos significativos, cruciales en su vida adulta.

Aftersun nos invita a reflexionar sobre la relación padre-hija, pero también sobre cómo se construyen nuevas masculinidades. Nos desafía a salir de la caja y entender que pareciera ser que el anquilosado rol de padre, cambió.

Escrito por

Dominique Karahanian es psicoterapeuta de parejas, familias e individual y magíster en ontoepistemología de la praxis clínica.

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