Chile, con sus condiciones atmosféricas excepcionales, su alta altitud y su cielo despejado; se ha convertido en un destino privilegiado para la construcción de megaproyectos astronómicos.
Sin embargo, cuando se trata de la instalación de telescopios astronómicos, tanto en la Tierra como en el espacio, siempre surgen las siguientes preguntas: ¿cuál es el mejor lugar? ¿y cuál es el más conveniente en términos económicos?
La elección entre la Tierra y el espacio no es tan sencilla. En términos de costos, la instalación de un telescopio terrestre -como el Telescopio Extremadamente Grande (E-ELT)- puede alcanzar los 1.5 mil millones de dólares. Es más: el recientemente lanzado telescopio espacial James Webb tuvo un costo de 10 mil millones de dólares.
Por su parte, los proyectos terrestres suelen tener una duración proyectada de alrededor de 50 años, mientras que los proyectos espaciales tienen un tiempo de vida útil de aproximadamente 10 años. Entonces, ¿sería más prudente invertir solo en telescopios terrestres? En realidad, no. La clave radica en nuestra atmósfera. Si bien ésta nos protege de la radiación de alta energía, permitiendo la vida en la Tierra; a su vez, bloquea información crucial proveniente de objetos en el espacio. Por tanto, para instalar un telescopio se hace necesario pensar en cómo cubrir todo el espectro electromagnético: desde ondas de radio hasta rayos gamma
Entre los más destacados se encuentran el Very Large Telescope (VLT), ALMA y GEMINI, que cubren desde el infrarrojo cercano hasta las ondas de radio.
Además, proyectos como el Large Synoptic Survey Telescope (LSST) en la región de Coquimbo, permitirán escanear el cielo cada 3 días, facilitando la detección de eventos astronómicos de corta duración, como explosiones de supernovas o meteoritos. Esto consolidará a Chile como el polo mundial de la astronomía en los próximos 50 años.
Por otro lado, en diciembre de 2022, se lanzó el telescopio espacial James Webb, con sus 6.5 metros de diámetro, convirtiéndolo en uno de los instrumentos más poderosos para observar el cosmos. Además, orbitan actualmente diversos telescopios espaciales que detectan ondas de rayos X y rayos gamma.
Aunque comparar directamente los telescopios terrestres y espaciales no es una tarea fácil de hacer, sí se puede afirmar que ambos se complementan al brindar información única, contribuyendo a reconstruir el mapa del Universo. Así, los telescopios y sondas espaciales nos ayudan a conocer más sobre nosotros mismos e intentan responder preguntas fundamentales sobre el origen de la vida, nuestra conformación química y el futuro de la carrera espacial.
Si bien los telescopios terrestres en Chile ofrecen ventajas significativas debido a sus condiciones excepcionales, los telescopios espaciales tienen características únicas que los hacen complementarios. Eso es lo interesante: que cada tipo de telescopio tiene su papel en la exploración y el descubrimiento científico, y juntos amplían nuestro conocimiento del Universo.