Catalina Urrejola

La otra Tierra

17.01.2023
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La existencia de vida en otro lugar del universo es un asunto que genera debate, tanto científico como filosófico y religioso.

¿Cómo es posible que, en nuestra galaxia, en una sola estrella y en un solo planeta se haya desarrollado vida, cuando sabemos que -hasta ahora- existen 100 mil millones de estrellas en cada galaxia y 100 mil millones de galaxias en el universo? ¿Somos resultado de una serie de coincidencias y condiciones específicas que hicieron que todo evolucionara a nuestro favor? ¿O hay lugares donde se desarrolló vida, pero que aún no conocemos como Humanidad?

Aunque todavía no tenemos evidencia contundente respecto a vida extraterrestre, los astrónomos han descubierto una serie de planetas a lo largo de la Historia que nos hacen creer que, quizás, no estaríamos tan solos en el universo. Ya en 1995, por ejemplo, se había descubierto el primer planeta fuera del Sistema Solar, mostrando por primera vez la diversidad de estos nuevos mundos.

Según el último reporte de NASA Exoplanet Archive, al 1 de enero de 2023, más de 5 mil planetas fuera del sistema solar han sido confirmados y otros miles esperan serlo. De estos, solo algunos tienen condiciones potenciales para el desarrollo de la vida.

Recientemente, el Telescopio Espacial James Webb -herramienta esencial para el estudio detallado de las atmósferas y la composición química de los planetas- confirmó su primer exoplaneta: LHS 475 b. Prácticamente del mismo tamaño que la Tierra, este objeto rocoso se encuentra a 41 años luz de distancia de nosotros y orbita alrededor de una estrella enana roja. Es decir, que tiene una temperatura más baja que el Sol. Además, está más cerca de su estrella que la distancia entre la Tierra y el Sol, y completa su órbita en solo 2 días.

Un descubrimiento que tiene méritos por la dificultad que representa el hecho de encontrar planetas fuera del sistema solar: el diminuto tamaño en comparación con su estrella y la enorme distancia entre los astros hacen que esta labor sea cada vez más compleja para investigadores e investigadoras. Es por eso que, en gran parte de los casos, se descubren los llamados “planetas gigantes”, es decir, que tienen un tamaño similar a Júpiter. Y es que son los más “simples” de observar, pues al pasar por delante de la estrella de la que orbitan, producen un eclipse que es detectado por los telescopios.

¿Y cómo descubrieron a LHS 475 b?

Como se trata de colaboraciones entre científicos, la misión TESS de la NASA había dado indicios de la existencia de este planeta, lo que hizo que Webb apuntara a esa dirección, confirmando el hallazgo a través del cambio de brillo de la estrella a la que orbita. A pesar de este descubrimiento, aún quedan muchas preguntas por responder, como la composición de su atmósfera, la posibilidad de tener un satélite orbitando, o las condiciones para el desarrollo de la vida.

Sin duda, estamos viviendo una de las principales revoluciones en la observación astronómica de las últimas décadas, donde encontramos las piezas para seguir completando el enorme rompecabezas que representan los secretos del universo.

Escrito por

Catalina Urrejola es phD(c) en Astronomía de Universidad de La Serena. Ha trabajado en divulgación científica y fue parte del equipo que detectó por primera vez patrones de corrugación en una galaxia similar a la Vía Láctea, utilizando mapas 2D de velocidad.

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