Catalina Urrejola

La Astronomía también es plurinacional

30.05.2022
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Desde hace un tiempo, y gracias al Proceso Constituyente que estamos viviendo en Chile, ha sonado en la esfera pública la palabra “plurinacional”. El doctor en sociología de la Universidad de Yale, Boaventura de Sousa Santos, explica que este término trata sobre “el reconocimiento de un concepto distinto de nación, que implica no sólo pertenencia a un ámbito geográfico, sino además a una cultura determinada”.

En la Astronomía -aunque parezca increíble-, también hay mucho de plurinacional. Y es que, en general, cuando vemos o leemos cosas de Astronomía, la mayoría de los contenidos suelen asociarse a Estados Unidos o Europa, porque los principales telescopios y nombres de constelaciones, planetas o estrellas provienen de allá. Sin embargo, la Astronomía le pertenece a diferentes pueblos/culturas a lo largo del mundo, aunque a veces estemos atrapados en una especie de “historia única”.

Pensemos en las constelaciones, que son el grupo de estrellas unidas a través de trazos imaginarios que forman una figura en particular. Esas formas tienen diferentes nombres. Por ejemplo, en Chile es común escuchar hablar sobre las “Tres Marías”, que son tres estrellas alineadas, fácilmente identificables en los cielos de verano. Pero ese nombre es totalmente arbitrario, pues depende quién observe. Para mí, un cierto grupo de estrellas puede tener forma de gato, mientras que para otra persona, en cualquier parte del mundo, puede ser un barco. Así, en el caso de las “Tres Marías”, como pertenecen a una constelación más grande llamada “Orión”, no siempre van a tener esa denominación. Su nombre (“Tres Marías”) va a depender del hablante y su contexto.

Por las diversas culturas alrededor del mundo, se fueron acumulando innumerables constelaciones. Sin embargo, esa gran cantidad, hizo que en 1928 la Unión de Astrononomía Internacional (UAI) tomara la decisión de dejar sólo a 88 de ellas que abarcan ambos hemisferios. Como era de esperar, diferentes figuras o constelaciones en el cielo quedaron fuera de esta selección, como por ejemplo, la constelación aymara Kotu Sankha (Gran puñado de brasas) o las constelaciones oscuras incas como la Yakana (La Llama Sideral).

Siguiendo con ejemplos de plurinacionalidad en las diversas culturas, podemos nombrar al pueblo Mapuche-Pewenche. En este caso, el calendario de esta comunidad está calibrado por la conocida constelación Las Pléyades, además de la Luna y el Sol.

Según la aparición de la constelación, la dirección de la salida del Sol permite determinar la fiesta de We Tripantü o Año Nuevo, que es en junio cerca del solsticio de invierno.

Otro ejemplo, quizá menos conocido, es lo que sucede en la comunidad Rapa Nui, donde la observación de planetas y la posición de las estrellas está relacionada con los fenómenos que ocurrían en la tierra y en el mar. En particular, aspectos relacionados con la naturaleza. Por ejemplo, la migración de las aves, de las tortugas, y el mejor momento para cosechar sus productos.

Así, las culturas de nuestros antepasados eran ricas en conocimientos del cosmos y eran capaces de explicarnos, de otra manera, el Universo que nos rodea. Lamentablemente, la Astronomía no se ha hecho parte, de manera oficial, de esa formación, ni menos de las distintas cosmovisiones de los pueblos originarios.

Al observar al cielo, la posibilidad es infinita respecto a lo que nos ofrece hoy la nomenclatura de la academia. Sin esas definiciones -a veces- rígidas, cada uno podría imaginarse una figura diferente y crear un relato único que las describa y así armar nuestra propia historia.

Escrito por

Catalina Urrejola es phD(c) en Astronomía de Universidad de La Serena. Ha trabajado en divulgación científica y fue parte del equipo que detectó por primera vez patrones de corrugación en una galaxia similar a la Vía Láctea, utilizando mapas 2D de velocidad.

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