María Jesús Cardemil

El sabor sureño de la Cooperativa Flor de Mar

08.05.2024
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Las playas en la zona de Los Muermos son diversas. Algunas se caracterizan por ser muy rocosas, otras, por sus grandes dimensiones o por estar cubiertas de arena clara o piedrecillas. En todas ellas abundan algas como el cochayuyo, luche y lechuga de mar.

Un escenario que, desde tiempos ancestrales, ha permitido el surgimiento de recolectores de orilla: hombres y mujeres que se han dedicado a recoger estas algas. “El alimento que da el mar nadie te lo cobra: te lo regala Dios y la naturaleza”, declara Ximena Cárcamo (53), presidenta de la Cooperativa Flor de Mar.

En la agrupación, que está formada por vecinas, amigas y familiares, todas han sido recolectoras de orilla, con un profundo respeto y agradecimiento por lo que la naturaleza les ha entregado. Pese a tener edades muy distintas -van entre los 30 y 70 años-, estas mujeres comparten inquietudes, pasatiempos y un deseo constante por aprender.

Para materializar ese deseo, el primer proyecto que desarrollaron fue la creación de un vivero con plantas nativas: murta, avellano y zarzaparrilla. Aprendieron sobre cultivos, riego y cosecha, para después -con esa materia prima- preparar mermeladas y llevarla a sus familias. La gran revelación vino cuando quisieron ampliar las recetas y pensaron en que podrían introducir las mismas algas que abundan en la zona.

“Se nos ocurrió preparar mermelada de cochayuyo, pero como no la sabíamos hacer, pedimos ayuda. Buscamos fondos y nos fuimos a Osorno para perfeccionarnos”, cuenta Ximena.

Fue un proceso largo, de aciertos, errores y múltiples pruebas, pero que agradecen ya que les permitió dar con las recetas y los clientes que querían comprarlas. “Cuando salgo a ferias le digo a las personas que tienen que probarlas, porque si uno no lo hace, no pueden saber lo ricas que son”.

Patricia Barría (60) es socia de la Cooperativa y fanática de las mermeladas, y asegura que éstas destacan por su sabor suave y dulce. “A varias personas les sorprende cuando uno les dice cochayuyo con frutilla o cochayuyo con frambuesa. Suena extraño, porque no es algo común, pero cuando las prueban, les gustan mucho”, dice y puntualiza que, rara vez, sus clientes se dan cuenta que entre los ingredientes se encuentran algas. 

Las opciones que ofrece el catálogo de la Cooperativa Flor de Mar son diversas: tienen mermelada de cochayuyo sola, con frutilla o frambuesa, vinagreta de cochayuyo o luche, y lechuga de mar en hojas. Patricia recomienda las de frutilla para quienes prefieren un sabor más dulce y de frambuesa para quienes son más asiduos a un toque ácido. Además, cuenta que algunos clientes las consideran especialmente ricas cuando están recién hechas, y hay personas que las compran así para disfrutarlas con pan, galletas o queques.

Aquí, todas las integrantes participan en toda la cadena de producción: ellas recolectan las algas, tienen su planta procesadora con energía solar y se han instruido para diseñar gráficas y manejar el contacto con los clientes. 

Sin embargo, los desafíos de este emprendimiento han sido múltiples. Según explican, lo más complejo ha sido aprender a interiorizarse en temas de marketing digital, publicidad y ventas online. “Ya sabemos trabajar con el teléfono y las redes sociales, pero al principio no entendíamos esos canales de venta”, explica la presidenta de la Cooperativa. Además, detalla que han tenido apoyo del Indap a través de distintos cursos y capacitaciones para seguir mejorando en esta área. “Hay algunas que saben y otras a las que todavía les cuesta, porque son mujeres más adultas. Pero siempre tenemos ayuda para aprender”.

Ximena asegura que lo que más le gusta es atender a los clientes, trabajar en equipo y conocer nuevas personas. Sobre la experiencia de haber emprendido junto a otras mujeres, asegura que “en grupo siempre se hacen cosas mejores”. Por su parte, Patricia valora la comunidad que existe en torno al trabajo que realizan:

“Acá en el campo, la mujer casi no sale. Pero cuando una va a preparar las mermeladas, conversamos, compartimos y generamos algo de plata”.

En los próximos años, las integrantes de la Cooperativa confiesan que les gustaría seguir creciendo; vendiendo más, creando más productos y explorando nuevos sabores. Sin embargo, la producción de la Cooperativa Flor de Mar depende de la disponibilidad de los recursos naturales, lo que observan con preocupación. “Nosotras estamos pidiendo una veda porque el cochayuyo está siendo muy explotado, sobre todo en el verano”, asegura Ximena. Las algas -puntualiza- siempre han sido parte del paisaje de Los Muermos: no fueron sembradas o introducidas de manera artificial, como en otras zonas del país. Por eso, hay que darles tiempo para que sigan su ciclo natural de renovación y crecimiento. Y eso implica “trabajarlas con responsabilidad y cuidado”.

Escrito por

Periodista y diplomada en Cambio Climático, y escribe sobre naturaleza, comunidades y tradiciones.

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