Ritmo Estudio

Trinidad Piriz, directora de Podium Podcast Chile

04.04.2024
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Con 16 años de trayectoria en el mundo del sonido, a comienzos de 2022 la actriz Trinidad Piriz asumió el desafío de fundar Podium Podcast en Chile, una plataforma del grupo español Prisa que se ha posicionado como uno de los espacios más relevantes de esta industria en nuestro país. Aquí, esta creadora cuenta cómo fue el proceso de investigación para levantar este espacio y revela cómo la metodología que aprendió en el teatro se ha transformado en un pilar fundamental de su modelo creativo. 

Por Trinidad Rojas y Sofía Aldea

Para los amantes de los podcast de conversación, escuchar las notas del piano de It’s All Coming Back to Me Now de Celine Dion un día jueves, significa solo una cosa: que hay un nuevo episodio de Expertas en Nada, el programa de la comediante Paloma Salas y la actriz Elisa Zulueta, que se ha transformado en uno de los podcast chilenos más escuchados del último tiempo. 

Tras su éxito, pueden abrirse muchas teorías: un público joven deseoso por escuchar historias cotidianas, una conversación que suena tan honesta como la que se tiene entre amigas, un lenguaje pegajoso que conquista hasta los más serios y un abanico de temas que permite contar desgracias y anécdotas a través del humor. Sin embargo, la explicación del reconocimiento no se agota ahí. Todas las semanas, tras el panel de sonido, está el cerebro detrás del diseño del proyecto. Ella es Trinidad Piriz, actriz y directora de Podium Podcast Chile, plataforma del grupo PRISA que comenzó a operar en el país en 2022. 

Convocada a fines de 2021 para crear y dirigir este espacio, y tras investigar a fondo el panorama de la industria del podcast, Piriz reunió un equipo multidisciplinario. Su objetivo era diseñar una parrilla programática atractiva y adaptada a las demandas de una audiencia cada vez más exigente. Es así como surgieron programas de conversación semanales, dentro de los que hoy están Cariño Podcast, Bombastic, Cuenta Cuentos y Tirando la Talla, además de Expertas en Nada.

Sin embargo, su búsqueda por la innovación la llevó, junto a su equipo, a explorar formatos que pocas veces habían logrado un espacio en el medio chileno.

Así, nacieron los podcasts de ficción como Corderos -actualmente en su segunda temporada- y documentales como ¿Quién Mató a Anna Cook?. Ambos proyectos les han valido grandes reconocimientos, como ser nominados en cinco categorías de los Premios Ondas Globales del podcast, un galardón internacional donde se destaca lo mejor de la industria hispanohablante y que, en su tercera edición, seleccionó a 56 proyectos de 12 países diferentes.

El interés de Trinidad por el sonido y los medios de comunicación, eso sí, comenzó muchos años atrás.

Fue mientras estudiaba su Máster en Performance en Goldsmiths University of London cuando descubrió que con la sonoridad podía expandir su creatividad, yendo más allá de lo que tradicionalmente se considera teatral. “Con la performance comencé a entender que podía convertir el escenario en una excusa para desarrollar una idea. Así me di cuenta de que no necesitaba siempre crear un personaje, sino que también podía contar mi historia y transformarla. A partir del yo, llegué a la voz, porque eran mis voces, mis pensamientos, mis recuerdos de los otros los que empecé a poner en escena”, dice.  

Ese descubrimiento, cuenta Trinidad, comenzó con Helen Brown, una obra autobiográfica que hizo con el artista escénico y compositor musical Daniel Marabolí. En ella, relataba su experiencia buscando a quien la estafó en Alemania cuando fue víctima de un fraude millonario. Luego de eso, pasaron ocho años en los que estuvo dedicada al mundo del sonido teatral, hasta que comenzó a contar historias en radio, trabajando con su voz en medios de comunicación. A partir de ahí no hubo vuelta atrás, especialmente porque coincidió con el auge del podcast. “En este formato encontré altísimos niveles de audiencia y una escucha democratizada. Y ya no fue necesaria la visualidad para desarrollarme artísticamente. Este es un camino que me hace sentido, porque las maneras de conversar en lo digital son más abiertas”. 

A fines del 2021 te llamaron para dirigir Podium Podcast Chile, una plataforma que hasta el momento no existía, pero que sí tenía presencia en España. ¿Cómo fue el proceso de implementar esta marca en el contexto local? 

Desde España me dieron algunos lineamientos, pero también una libertad creativa enorme. Inicialmente, durante meses me dediqué a observar qué pasaba con los podcast en España, Argentina, México y Colombia, además de Chile. En esa investigación, pude identificar tres líneas narrativas: por un lado, el documental sonoro, que es lo más lento y lo más caro, pero lejos lo más profundo en términos de contenido y lo que le otorga al proyecto prestigio editorial; por otro lado, estaban las ficciones, que en ese momento recién se abrían camino; y por último, estaban los semanales, que son los podcast de conversación cotidiana y con foco en entretenimiento. Después de ese levantamiento y pudiendo tener una estructura, llamé a distintos profesionales a los que les propuse desarrollar ideas, entre los que estuvieron el editor general Jorge Aspillaga, la directora de arte Francisca Miles, el diseñador sonoro Luciano Correa, la guionista Catalina Calcagni, el periodista Rodrigo Fluxá, la comediante Paloma Salas y la actriz Elisa Zulueta, que en ese momento trabajaba en las radios de Prisa. 

Uno de los primeros éxitos de Podium fue Expertas en Nada, de Paloma Salas y Elisa Zulueta. ¿Qué viste en ellas que pensaste que podría resonar en la gente?

En realidad, ninguna sabía que le íbamos a pegar con el palo al gato. La Paloma y la Elisa eran amigas y las dos eran conocidas, pero jamás nos imaginamos el éxito que tendría el programa. Intuía que había un espacio en ese segmento de audiencia: hasta ese momento estaba Con la Ayuda de mis Amikas, Weona que Creici y Tomás va a Morir, pero algo faltaba. Estuvimos cuatro meses piloteando hasta encontrar el ritmo, que es el ejercicio que tienes que hacer en teatro. Cuando lo lanzamos, a las semanas explotó y no paró más. 

¿Cómo llegaron al estilo y a los temas que se hablan en el podcast? 

Probamos un montón de ideas. Al principio, llegamos con escaletas preparadas… pero no funcionó. Después de un tiempo, nos dimos cuenta de que mientras más random era el ejercicio, mejor era el resultado. Tenían que ser ellas. Actualmente, es pura improvisación, siguiendo un modelo de creación de contenidos que la Paloma tiene muy bien entrenado y que la Elisa entiende a la perfección. Lo pasamos bien. Nosotros, con Jorge Aspillaga, las dirigimos en vivo y con eso logramos traer su intimidad al estudio. Bajo esa misma lógica de dirección e improvisación tenemos cuatro podcast semanales: Cariño Podcast, Bombastic, Cuenta Cuentos y Tirando la Talla.

¿Cómo crees que se equilibra el tener y cuidar un sello editorial con la necesidad de atraer marcas que financien el proyecto? 

En el caso de Expertas, cuando las marcas se dieron cuenta del fenómeno, llegaron solas, pero algunas intentaron meterle mano al programa. Cuando pasa eso, nuestra opción siempre es decir no, porque el contenido hay que cuidarlo. No sirve que se quieran subir al carro del hit sin entender el código. Lo bueno es que hay otras marcas, que son las que nos interesan como socias, que entienden que no están por sobre el contenido, sino que apoyan su desarrollo. Esa es una relación virtuosa.  

Eres actriz y performer. ¿Cómo usaste esa experiencia en el diseño de Podium Podcast Chile? 

Desde el comienzo, implementé metodologías que aprendí del teatro; en nuestro equipo le damos al trabajo el tiempo necesario, respetamos los roles y los diálogos son transversales y horizontales.

Eso también se debe a que uno siente amor por lo que se hace y amor por la disciplina.

He aplicado la expertise que me entregaron mis estudios formales en este ámbito, aunque también he tenido que aprender de otras áreas que no sabía, como, por ejemplo, a diseñar y resolver el modelo de negocios en el trabajo creativo. 

¿Y cuál es el modelo de diseño de contenidos y financiamiento en este proyecto? 

El modelo que hemos estado desarrollando se basa en tres pilares, que deben estar lo más equilibrados posibles: línea editorial clara, construcción de comunidades sólidas y monetización del contenido. Claramente, hay algunos podcast que cumplen más con uno de esos criterios que otros, pero todo nuestro contenido se piensa desde ese lugar. 

Hoy pareciera que todos quieren hacer su propio podcast. 

Son los podcast de conversación semanales, donde se hacen entrevistas o se habla de determinados temas, los que han crecido en el último año. Eso se debe, principalmente, a que es más barato lo sonoro que el contenido que necesita de una visualidad. El podcast te da la posibilidad de hacer algo improvisado, medio casero, a cero peso y si le achuntas, puedes llegar a mucha gente y monetizar esa audiencia. Pero tengo mis aprehensiones con este tema, porque me carga la idea de que generemos más basura digital. No todas las conversaciones tienen que ser escuchadas por terceros. Me gusta más la exploración de las ficciones o documentales, pero ese contenido es mucho más caro, ya que necesitas investigación, guión, actores, diseño de sonido, equipos y arte. ¿Vale la pena tener 20 podcasts al semestre que suenen mal y tengan baja escucha o es mejor hacer cinco de buena calidad?

¿Cómo se equilibra la parrilla programática de una plataforma como Podium? ¿De qué forma se hace convivir la conversación con la narración que, además de mayores presupuestos, requiere de otro nivel de atención? 

Ambos tienen tratamientos diferentes en términos de amplificación y distribución. Hay que pensar que un narrativo de una hora, es difícil de seguir. Eso lleva a que uno tenga que diseñar la estrategia de cómo vas seriando el contenido para que las entregas por episodio sean escuchadas. Ahí la clave es que no tienen que durar demasiado. Cuando tienes mucha información, entrevistas, viajes temporales en la historia o cambios de narradores, puedes perder a la audiencia. La narración sonora tiene que ser eficiente. 

¿Y cuál es el proceso de los contenidos que conllevan investigaciones de largo aliento? 

Ese tipo de trabajo toma entre ocho meses a un año. Para el trabajo de los guiones dedicamos entre tres a cinco meses, mientras que las grabaciones son más rápidas y las hacemos en una semana. Nuestra manera de resolver esa etapa es a modo de claustro creativo. Cuando las actrices y los actores entran a grabar, la sonoridad ya está creada, así que actúan con el sonido de la escena. Después, con Luciano Correa, que es el diseñador sonoro, estamos entre tres y cuatro meses escuchando, junto con la guionista, tomando las decisiones de montaje.

De los contenidos que han producido, ¿cuál destacas? 

Para mí, lo mejor que hemos hecho, hasta ahora, ha sido Quién mató a Anna Cook y Corderos, por sus procesos creativos y metodología transdisciplinaria. Ambos, en sus líneas respectivas de true crime y ficción, nos han permitido innovar en la industria chilena y explotar el medio sonoro para contar historias, ejercer periodismo y elevar discusiones importantes…

En el caso de Anna Cook, nosotros sabíamos que iba a generar reacciones, porque la investigación periodística no iba en concordancia con la línea narrativa de la familia y de los abogados, pero teníamos la información y para nosotros era importante darla a conocer. ¿Hace cuánto no había un contenido del que la gente hablara, sin importar a dónde fueras? Hicimos algo que importó. Hablamos de verdad y justicia, y la conversación que se generó a propósito de nuestro contenido profundizó la pregunta de hasta dónde las personas somos capaces de ver la verdad, mientras -en paralelo- pedimos justicia. 

¿Les costó decidir la manera en que iban a narrar ese podcast? 

Cada historia tiene que encontrar su voz, y después de muchas conversaciones, decidimos que para Ana Cook era necesario hacerlo con dos voces: dos narradoras que encarnan el conflicto generacional que se levanta en este caso. Además, dentro del mismo equipo, se produjeron visiones enfrentadas que también quisimos visibilizar en la narración. Era lo más honesto desde nuestro punto de vista. Mi dimensión de artista me empuja siempre a querer descubrir el medio.

Aunque me puedo equivocar, no tengo miedo porque sé que el error es parte del aprendizaje. 

¿Cómo incentivas ese espíritu de artista independiente, motivada por las cosas nuevas, en el trabajo editorial? 

A pura pasión y buscando a personas que me interesan en términos profesionales. Me gusta trabajar en equipo. De hecho, ahora quiero hacer coproducciones con otras plataformas de medios, más allá de contratar a personas individuales. Tengo clara mi expertise y la de otros, y cada cierto tiempo uno puede sacar productos originales, joyitas; pero en el cotidiano, para tener una parrilla programática y financiamiento, hay que colaborar. 

¿Qué consejo le darías a alguien para desarrollar una idea y llevarla adelante como un proyecto exitoso?

Para que las cosas pasen, es clave la disciplina. El compromiso y respeto con las ideas, los equipos y el trabajo tiene que ser total.

He visto a mucha gente con enorme potencial creativo, pero con falta de amor a la profesión y su propósito, y eso lleva a que los proyectos queden en el camino. Podium Chile existe gracias a la determinación. Al empuje. Es clave tener claro que el error enriquece el proceso. En mi carrera profesional, he tenido 800 ideas malas, he fracasado miles de veces, pero equivocarme no me bota. Las personas que trabajamos en las industrias creativas tenemos que ser una suerte de caballos que siempre siguen adelante. 

Escrito por

Consultora estratégica de contenido enfocada en desarrollar identidades y relatos para organizaciones, instituciones y marcas. Es creadora de Ritmo Media.

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