María José Ramírez

La mentalidad para el alto rendimiento

02.09.2022
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En los deportes se habla mucho de mentalidad: “mentalidad de ganador”, “mentalidad para el éxito” o, para quienes tienen dificultades en esta área, “le falta cabeza”.

También puedes haber escuchado decir que un porcentaje alto del éxito -no sólo en el deporte, sino que también en los negocios y en la vida-, se debe a la mentalidad que tienen las personas. Pero, ¿qué quiere decir esto? Y más importante aún, ¿cómo desarrollar una mentalidad que te ayude a alcanzar y mantener todo tu potencial? El primer paso para responder estas preguntas consiste en entender a qué se refiere ese concepto. 

La mentalidad es la combinación de los pensamientos y las creencias. Es decir, cómo piensas, cómo evalúas la realidad y cómo actúas. El tipo de mentalidad que tienes determina qué crees sobre ti y tus cualidades más fundamentales, tus habilidades y tu personalidad e influye directamente en tu motivación, tu confianza y tu actitud frente a las dificultades. Carol Dweck, profesora de la Universidad de Stanford y autora del libro “Mentalidad: La Actitud del Éxito”, habla de dos tipos de mentalidad: la mentalidad fija y la mentalidad de crecimiento

Si tienes una mentalidad fija, crees que tus cualidades fundamentales como tu inteligencia, tus talentos o tu personalidad (y las de otros) son innatas, vienen determinadas al nacer y se mantienen estables toda la vida. Sin importar lo que hagas o cuánto practiques, no podrás desarrollar nuevas cualidades o habilidades. Básicamente, piensas que uno es bueno o malo en lo que hace, y no hay mucho más que puedas hacer para cambiar. 

En la otra vereda, está la mentalidad de crecimiento. Cuando desarrollas este tipo de mentalidad, tienes la convicción de que tus cualidades fundamentales son un punto de partida. Puedes cultivarlas, desarrollarlas y expandirlas a lo largo de la vida con dedicación y práctica deliberada. Al contrario, también podrían disminuir o deteriorarse si las descuidas. 

La investigación en neurociencia avala la mentalidad de crecimiento. Porque el cerebro es maleable. Con práctica y experiencias, las redes neuronales establecen nuevas conexiones, fortalecen las existentes y se acelera la transmisión de impulsos. Esto quiere decir que puedes aumentar tu crecimiento neuronal mediante acciones como la práctica, el entrenamiento y los hábitos de ejercicio, nutrición y sueño.

Creer que tus habilidades, tu capacidad para aprender o tu talento, son fijos o creer que pueden cambiar, es un punto crucial. Y eso es lo que determina la mentalidad del alto rendimiento.

Sin embargo, en el universo nada es fijo y la mentalidad tampoco lo es. Los seres humanos rara vez nos ubicamos en los extremos, porque la mayoría las veces fluctuamos dentro de un espectro de posibilidades. Esto aplica también en el caso de las dos mentalidades propuestas por Carol Dweck. Algunas personas tienden a una mentalidad fija y otras a una de crecimiento, e incluso, pueden tener distintas mentalidades en distintas áreas o pueden variar en distintos momentos de sus vidas. 

Por esta misma razón, podemos aprovechar el que existan formas de desarrollar o propiciar una mentalidad de crecimiento cuando sentimos que nuestra tendencia natural nos lleva hacia una mentalidad fija. 

  1. Estudia sobre el cerebro y la neuroplasticidad: aprender más sobre cómo funciona el cerebro humano te dará una nueva perspectiva sobre cómo la mentalidad de crecimiento funciona y sobre las posibilidades que tenemos de cambiar un cerebro que, según los descubrimientos más recientes, es maleable y plástico. 
  2. Nota cómo hablas y actúas: ¿qué dices sobre tus talentos y habilidades (y de las de los demás)? Fíjate cómo otros hablan y actúan alrededor tuyo y rodéate de personas con una mentalidad de crecimiento. Muchas veces reemplazando nuestro diálogo interno podemos propiciar una mentalidad flexible. 
  3. No eres tus resultados. Separa tus acciones de los resultados que obtienes y avanza en lo que puedas en el momento. Incluso si son pasos pequeños, al sumarlos te pueden llevar lejos.
  4. Lee biografías de personas que han tenido un alto rendimiento. Leer historias de personas que han alcanzado altos niveles de reconocimiento, permite aprender que el éxito raramente llega fácil o al primer intento, como usualmente se presenta. Detrás hay práctica, dedicación y muchos fracasos que se superaron. 

La mentalidad de crecimiento nos abre a la posibilidad de desarrollar habilidades y de crecer de forma constante a través del tiempo. He ahí su valor. Las personas con mentalidad fija le temen a los errores y, al no aprender de ellos, su desarrollo se estanca. Por el contrario, las personas con mentalidad de crecimiento saben que su valor como individuos no depende de los resultados que obtengan.

Tener una mentalidad de crecimiento no es pensar positivo siempre. Es creer en tu potencial y en tu capacidad de desarrollar tus habilidades a través de la práctica y la dedicación, porque no solo basta con el talento.

Este tipo de mentalidad no es un arma infalible, pero parte fundamental del alto rendimiento es mantenerse abierto a entender que los errores son parte natural del aprendizaje y del desarrollo. Y para que nuestras creencias y nociones se traduzcan en progreso concreto, es crucial que después de cada desempeño exista un momento de reflexión y una instancia para evaluar qué hice bien y qué puedo cambiar en la siguiente oportunidad. Así es como uno aprende.

Escrito por

María José Ramírez es Psicóloga de la Universidad Católica y Ph.D de The Pennsylvania State University. Se ha dedicado al trabajo con CEOs, líderes y sus equipos entregándoles herramientas para que desarrollen la mentalidad y el foco para rendir a un alto nivel en medio de la incertidumbre.

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